lunes, 17 de diciembre de 2012

De repente, los compases de una pieza clásica retumban en el embarcadero y dos cohetes se elevan en el aire, estallando con una detonación ensordecedora sobre la bahía e iluminándola por entero con una deslumbrante panoplia de chispas naranjas y blancas, que se reflejan como una fabulosa lluvia luminosa sobre las tranquilas aguas de la bahía.
 Está todo perfectamente acompasado con la música. Una salva tras otra, una explosión tras otra, y luces incesantes que despiertan las exclamaciones de la multitud. Es algo realmente sobrecogedor.

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